Se puede definir al packaging como un sistema coordinado de preparación de bienes para el transporte, distribución, almacenado, venta y posterior uso de un producto. Es también una función de negocio, en el sentido de que el packaging no puede existir por si mismo, si no que necesita de un producto. ....If there is no product, there is no need for a pack.... Podemos entonces ver al diseño industrial, más precisamente el diseño industrial de packaging, como una herramienta para generar oportunidades de negocios.
El packaging no es un fenómeno reciente; es una actividad fuertemente asociada con la evolución de la sociedad, y como ella, puede ser rastreada hasta los comienzos de la humanidad. La naturaleza, grado, y tipo de packaging en cada estado del crecimiento de una sociedad, refleja las necesidades, patrones culturales, disponibilidad de materiales y tecnologías de esa sociedad.
Desde una perspectiva más individual, podemos decir que las sociedades de consumo se encuentran en constante cambio, buscando nuevos desafíos, integrando nuevos conocimientos, acomodándose a nuevas necesidades. Estos cambios se reflejan inevitablemente en la forma en que embalamos, entregamos y consumimos bienes.
En la segunda mitad del siglo XX, la proliferación de bienes de consumo fue tan alta que forzó al packaging a tomar un nuevo rol, el de proveer una mayor motivación de compra que el producto en si mismo. De un estante en el que compiten 10 productos de similares características y calidad, el único método de diferenciación comenzó a ser el envase. El marketing generó estilos de vida, valores emocionales, imágenes subliminales, presentaciones y ventajas mas allá de las que proporciona el producto en si mismo, pero que inevitablemente deben ser reflejados en el empaque.
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